En este mismo orden de ideas es
importante destacar la participación del maestro en el proceso de
cambio del país. El liderazgo del docente no debe estar presente
sólo en la escuela sino en el barrio, en la comunidad, en el campo,
en las fábricas, en todos los espacios donde se desarrolla la
sociedad.
Por otro lado el docente debe
enamorar al niño y niña del trabajo y el docente mismo también
debe sentirse enamorado del trabajo para así promover el valor del
mismo en sus educandos. Valorar el trabajo desde la perspectiva
social debe ser la tarea que el maestro también enseñe, valorarlo
como un medio liberador y no esclavizante, un medio a través del
cual se construye una sociedad de hombres y mujeres libres y dignos,
dándole valor al trabajo y al esfuerzo de todos los que construyen
la patria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario