Para
ser un buen educador lo primero es amar la enseñanza, es una
profesión muy gratificante, pero puede convertirse en un completo
fastidio para aquellas personas que la desarrollan porque es la
última salida profesional que tienen, y porque significa un sueldo
más o menos fijo.
En
las manos de los educadores está el formar a los jóvenes del
mañana, contribuir a que sean personas responsables, que respeten a
sus semejantes y que adquieran una conciencia de protección hacia lo
que les rodea y de rechazo ante las injusticias.
¿Cómo
podríamos definir al buen profesor? Yo diría que es aquel que tiene
las siguientes cualidades: vocación, sensibilidad, capacidad de
empatía, autocontrol, autoconfianza, cultura y creatividad.
Un buen profesor debe de conocer las necesidades de sus alumnos, tratar de solventar sus problemas, alegrándose por sus logros y preocupándose por sus necesidades.
Un buen profesor debe de conocer las necesidades de sus alumnos, tratar de solventar sus problemas, alegrándose por sus logros y preocupándose por sus necesidades.

más
que nadie. Para tener autocontrol hay que conocerse a uno mismo y
ejercer una vigilancia diaria sobre nuestras reacciones y actitudes.
El descontrol en el maestro confunde al alumno y le da un pésimo
ejemplo.
El
educador manifiesta además su formación cultural cuando se expresa
verbalmente. Una manera correcta de hablar induce a los alumnos a
imitarla.
Un
profesor debe ser creativo, huir de la monotonía, para motivar
y sorprender a sus estudiantes, conseguir que a sus alumnos les guste
lo que están aprendiendo, y que tengan interés en saber cada día
más es una de sus principales metas.
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